EL TEXTO
Desde Teatro Tarumba entendemos el teatro juvenil como un foro en donde exponer las preocupaciones de la juventud por el mundo que los rodea. Este año decidimos afrontar el tema de la violencia en las aulas desde un punto de vista que la mayor parte de las veces queda escondido bajo la enorme cantidad de noticias sensacionalistas que se publican sobre esta cuestión. Nuestra pregunta de partida es: ¿Por qué se produce esa violencia? ¿Cuales son las razones para que un cierta parte de nuestra población juvenil muestre ese tipo de conductas?
Pechados (Pch2) (en castellano, “Encerrados”) es un texto de creación propia en el que se cuenta la historia de un grupo de chicos que deciden encerrarse una mañana en el Salón de Actos de su instituto para protestar contra la agresión que sufrió uno de ellos a manos de un profesor. Lo que en apariencia comienza siendo una crítica contra el profesorado pasa, a medida que transcurre la obra, a convertirse en una reflexión sobre la violencia en las aulas, especialmente la que ejercen unos chicos sobre los otros, y cómo reproducen las pautas de comportamento del mundo adulto.
Se trata de un texto que se inscribe, en la forma y en el fondo, dentro de las nuevas dramaturgias contemporáneas, que rechazan la linealidad y el naturalismo para afrontar las diversas problemáticas desde puntos de vista multifocales. Nos servimos de textos de otros autores, como Rodrigo García o Jordi Serra i Fabra, para afrontar las escenas donde la violencia aparecía de un modo más descarnado, como en el caso de malos tratos familiares o los problemas de la droga en la juventud, generadores de muchos tipos de conductas agresivas.
Para afrontar el tema de la violencia nos dimos cuenta de que non podíamos quedarnos en medias tintas. Para ello contábamos con un grupo de actores cuya juventud aportaba la energía precisa para afrontar el tema con seguridad. En nuestra voluntad por equilibrar fondo y forma, nos decidímos en este caso por un espectáculo multidisciplinar en el cual música, proyecciones de vídeo e iluminación se uniesen a la interpretación para alacanzar nuestro objetivo: hablar de la violencia en las aulas desde la perspectiva adolescente sin dejar de lado la rigurosidad y la implicación para intentar no ofrecer respuestas, sino realizar las preguntas correctas sobre el tema.
Durante los cuarenta y cinco minutos que dura muestro montaje, el espectador se verá inmerso en un verdadero intento de “revolución”, ya que el espacio escénico que utilizamos es la totalidad del teatro, sacando fuera del escenario la acción para llevarla a los pasillos, a las puertas de entrada, y hasta al medio de las butacas. De este modo conseguimos que las sorpresas sean contínuas y que se pueda ver cómo la acción transcurre a pocos centímetros del público.
Las diversas proyecciones de vídeo que se utilizan en la obra sirven para el tránsito de este “realismo” a escenas mas oníricas, flashbacks o pensamientos en voz alta de los diversos personajes, creando así un espectáculo multidisciplinar que sirve también para “enganchar”a los espectadores más jóvenes, acercando el teatro a sus preferencias estéticas.
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