martes, 6 de mayo de 2008

MORT. nuestro proyecto.


LA ELECCIÓN DEL TEXTO

Tras nuestra buena experiencia del año anterior, en la que llevamos a cabo el montaje de “Remanente#1”, basando nuestra dramaturgia en la novela “Los hijos del trueno”, de Fernando Lalana, decidimos continuar en esa línea dramatúrgica, aunque buscando otro tipo de contenido y estética. Buscábamos una comedia negra, con humor ácido y que hablase de un tema potente, y así llegaron a nuestras manos las novelas del genial escritor inglés Terry Pratchett. Las obras de este autor, especializado en la parodia del género fantástico, y en especial las que tratan sobre la figura de la Muerte (“El segador”, “Mort”, “Papá Puerco”, “Soul music”), se convirtieron en la semilla de lo que sería nuetra nueva propuesta escénica. Con un humor fresco, moderno e irresistible, nos permitía tratar temas de profundidad como son el tránsito entre la vida y la muerte vistos desde una perspectiva adolescente, el nihilismo provocado por la muerte de Dios, y las relaciones de poder que se establecen en un mundo siniestro y decadente como el que ponemos encima de las tablas.


EL ARGUMENTO

La Muerte lleva demasiados siglos ejerciendo su penosa labor de transportista de almas, por lo que decide contratar a un aprendiz para poder tomar unos meses de descanso. Elige para este cargo a una chica, Alicia Morteiro, Mort para los amigos, que, si bien en un principio parece estar encantada co un trabajo de tanta responsabilidad, cuando le toca llevarse del mundo a un chico joven, en la plenitud de la vida, la decisión que tomará desestabilizará de tal modo la realidad que para recomponerla tendrá que echar mano tanto de sus amigos como del mismísimo Gran Arquitecto, un dios que lleva ¿muerto? cientos de años.


FONDO Y FORMA

En Teatro Tarumba intentamos siempre equilibrar lo más posible el fondo de la obra, lo que se quiere contar, con la forma en la que se cuenta. El mundo de Mort es un universo decadente, siniestro y oscuro, y para ponerlo en escena nos basamos en una estética de cuento gótico, de fuertes claroscuros, con una luz muy recortada y sin prácticamente escenografía (espacio vacío). Nuestras referencias principales fueron el cine expresionista alemán (en particular “El gabinete del doctor Caligari”), los films de horror de la productora Hammer y la obra del director Tim Burton . Trabajando con en espacio vacío pudimos comprobar cómo las transiciones de unos espacios a otros eran muy rápidas, instantáneas en muchos casos, lo que dota a la obra de un ritmo casi cinematográfico. El uso de la luz negra nos permitió resaltar los rostros de los actores y actrices así como introducir juegos propios del teatro negro. En cuanto a la música, las partituras de Danny Elfman nos sirvieron para dotar al espacio sonoro de un ambiente apropiado para la historia que queríamos contar.


PROCESO DE MONTAJE
El trabajo de dramaturgia comenzó por una selección de escenas de la novela “Mort”, de Terry Pratchett, sobre las cuales los alumnos hicieron sus propuestas en base a improvisaciones. De este trabajo conjunto director-actores surgió el texto definitivo que nos serviría como base para la obra.
En cuanto al estilo interpretativo, se hizo hincapié en la expresión corporal propia del cine mudo, en particular del cine expresionista alemán (“Nosferatu”, de Murnau, “El gabinete del Doctor Caligari”, de Wiene), y en el trabajo vocal que permitiese registros propios del grotesco.
El trabajo de montaje fue apasionante, dado que le intentamos dar a cada escena su magia especial, su propio juego, contando siempre con los mínimos elementos posibles para que todo lo que se viese fuese esencial.
Para la figura de la Muerte era evidente que necesitábamos un artilugio que la dotase de la importancia que tiene que tener un personaje como este, y para ello nuestro escenógrafo, Alberto Bahón, creó una marioneta de dos metros y medio de alto, manejada por tres manipuladores, lo que permitió que también su voz se viese triplicada, lo que crea una sensación de “extrañamiento” e “irrealidad” muy apropiada para este personaje. El hecho de contar con este “artilugio” permitió a los actores y actrices tomar conciencia y experimentar sobre otros modelos de teatro.

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